MALA IDEA, INCLUIR TZOMPANTLI EN LAS MEGAOFRENDAS
El tzompantli de origen prehispánico no tiene ninguna relación con el Día de Muertos o Halloween. Esa es una idea incorrecta que hace poco se popularizó sin tener sustento histórico, señala Emilie Carreón Blaine, investigadora por el Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM, quien durante más de dos décadas ha explorado la evolución histórica de este objeto ritual desde Tenochtitlán hasta nuestros días.
En su opinión, ha sido una mala idea incluir el tzompantli en las megaofrendas del Zócalo capitalino, desde el año 2007, en al menos tres versiones distintas: cráneos montados sobre un muro, torres decoradas con cráneos o hileras de cráneos atravesados por varas de madera, pues esto no sólo es una interpretación errónea de la idea original, sino que confunde al público en su significado, dice en entrevista a Crónica.
En pocas palabras, “si utilizas el tzompantli para Día de Muertos confundes prácticas ancestrales ligadas al sacrificio humano y la ofrenda a los dioses, con prácticas funerarias europeas donde se menciona la fugacidad de la vida y la muerte”, apunta.
En pocas palabras, “si utilizas el tzompantli para Día de Muertos confundes prácticas ancestrales ligadas al sacrificio humano y la ofrenda a los dioses, con prácticas funerarias europeas donde se menciona la fugacidad de la vida y la muerte”, apunta.
¿Por qué pones una ofrenda en casa?, se pregunta la investigadora. “Para recordar a tus antepasados ¿cierto? Y por eso se utiliza pan de muerto o calaveritas de azúcar, que simbólicamente aluden a los huesos de los antepasados.
“Pero el tzompantli es completamente otra cosa. No es producto de una ‘muerte natural’, sino que está ligado a un rito funerario, no a los antepasados. Es más bien una ofrenda que se hacía a los dioses, a quienes les gustaba el hueso porque se creía que tanto el hueso como la carne tenían poderes”.
De paso explica que, en su sentido más amplio, la palabra tzompantli ha sido traducida de distintas maneras. Por ejemplo: ‘andamio de cráneos’ o ‘plataforma de calaveras’. Sin embargo, la traducción más literal sería ‘hilera de cabezas’, considerando que esta palabra de origen náhuatl se divide en tzontli: pelo, lo de arriba, cabeza o lo que está en la cúspide; y pantli: hilera o barda, muro alineado. Sin embargo, hasta nuestros días no se tiene el significado preciso.
“INCIDENTES”. Antes de citar algunas referencias históricas del tzompantli para dar una mejor idea de su uso real, Emilie Carreón señala que durante la época prehispánica existieron dos modelos de tzompantli: uno vertical, donde los cabezas eran montadas en hilera, una sobre otra; y otro horizontal, donde cada cráneo era perforado por la sien y era ensartado por un delgado morillo.
“Sin embargo, ambos funcionaron igual: para sacrificios humanos y ofrendas dedicadas a los dioses”, explica.
De acuerdo con las fuentes históricas, comenta Carreón, se tiene el registro de distintos “incidentes” en los que se levantó algún tzompantli. Por ejemplo, en tiempos de Moctezuma I (1440-1469), cuando los mexicas vencieron a los de Cuetlaxtlan sacrificaron a 6 mil 200 presos en la dedicación del tzompantli. Y lo mismo sucedió cuando vencieron a los itzecas y los itzcuintepecas.
Lo cierto es que levantar un tzompantli era un acto obligado para los gobernantes mexicas. Otro se realizó en tiempos de Ahuízotl (1486-1502), cuando después de la conquista de Atloxco, los huexotzingas fueron sacrificados.
Cabe señalar que el primer acercamiento que Cortés y su comitiva tuvieron con el tzompantli propició distintas interpretaciones al paso de los años. “Pero lo que estos hombres observaron se encuentra plasmado en un plano de Tenochtitlán que formó parte de la primera edición en latín de la Segunda Carta de Relación de Hernán Cortés de 1520.
El plano es conocido como el Mapa de Cortés, donde aparece una representación del Templo Mayor de la capital mexica, realizada por un grabador europeo que se basó en un dibujo hecho por uno de sus soldados.
En dicho grabado, entre templos y plataformas, se destaca una figura humana decapitada y a los lados dos empalizadas y junto a ellas las siguientes inscripciones: capita sacrificatorum (las cabezas de los sacrificados) y templum ubi sacrificant (templo donde sacrificaban).
Por último, la investigadora explica que a partir de la Conquista el significado del tzompantli cobró distintas interpretaciones y representaciones, al grado que en los biombos y pinturas sobre la Conquista, se utilizó este objeto cada que representaban el encuentro entre Moctezuma y Hernán Cortés. Pero esto apenas es un esbozo de los cambios que sufrió el tzompantli desde 1521 hasta nuestros días.
Fuente: La Crónica
FOTO: Juan Pablo Zamora/CUARTOSCURO.COM
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